jueves, 23 de septiembre de 2010

el baterista

El baterista mete mucho palo corrido porque no sabe apreciar aun la magia de los silencios, los espacios musicales donde el detonante de mayor placer, es la espera. Provocar esperas a distintos tiempos es parte de la magia por la cual se le reconoce música. Aguantar para el silencio es parte de tocar. Adornar el momento con insinuaciones y códigos inconscientes que provoquen la sensación de todas las emociones, algunas veces unas siendo las protagonistas, para que ninguna se ofenda al no tener canción. El baterista pronto aprenderá que su rol no es más que el palpitar de un pulso sanguíneo para todas sus interpretaciones, reconociendo el sentimiento y la sensación que provoca esa rabia dulce y erótica de la zarza melódica… allí va el tambor y los platillos a guiar la intensidad con la cual se desarrolla el caos y la historia misma, por incoherente que parezca.

2 comentarios:

  1. es genial. simplemente =hace un tiempo que venia pensando en los silencios y no tanto palo corrido, impresionante=el palpitar de un pulso sanguíneo (ahi va)...thanks!

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  2. Como dice Drexler en una de sus canciones, lo importante de un faro no es la luz sino los 12 segundos de obscuridad.

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