martes, 27 de julio de 2010

Solemne rokanrol de siempre.

El solemne rokanrol de siempre.
Por: F. Pez Salmón
Nada más emotivo que vivir un atardecer en San Sebastian del Pepino y recibir las buenas noches con una luna llena. Mas intenso cuando estas en un concierto de punk rock puertorriqueño, en una antro al aire libre entre árboles de pana y otras delicias sensoriales. Místico y alucinante cuando sabes que en dicha fiesta celebras la pasión y el recuerdo alegre de un colega, camarada de las vidas rokanroleras, Chepi murió en un accidente de carro mientras vivía en los Estados Unidos y esta noche le rendimos un tributo.
Asistir nuevamente a un evento solemne de nuestra cultura rockera es un acto alucinante donde puedes sentirte como un salmón entre tantos otros que van nadando contracorriente y orgullosos de apreciar la música cuando revienta desde las entrañas con sufrimiento profundo y alegrías nostálgicas. Amigos que valoran el momento entre copas y complicidades lanzándose con to’ y tennis a vivir agudamente porque saben que en este afán por devorarse la historia todo puede suceder.
El campo es mágico y ver a familiares, amigos y seguidores rockeros de todas las edades decir presente en una fiesta para apoyarse entre si es un lujo de riqueza inimaginable.
La banda Las Ardillas entona un himno épico que invita a quererse con la fuerza de la violencia y la ternura de ese amor incondicional que solo se expresa cuando el licor nos a hecho bajar la guardia. Los muchachos se abrazan con fuerza, las chicas también, algunas con la mirada y no puedo contener la nube de cristales q empaña mi vista hasta que una lagrima se derrama desde la aguja de mis pestañas.
La esperanza esta viva, eres y soy espíritus de estas y otras vidas en cuerpos de edades variadas, almas muy apasionadas, tesoros de inquietud y rebeldía contra un sistema que parece haber olvidado el corazón de los menos populares, de aquellos que visten con orgullo la vieja camiseta de una banda favorita y que con la seguridad de respaldar a sus artistas de cabecera sobrevuelan la prisión de las modas pasajeras protagonizando una tendencia propia.
Hace la luna llena de a finales de julio, hay un velorio de rey mago donde la fuerza de los todos nuevamente soltó aquel hechizo con el que abrimos las puertas a la ausencia física para que haga su entrada invisible. La muerte baila entre la gente mostrando su lado amable.
Piénsale, imagínale y recuérdalo… repite conmigo: “en la tierra vamos a inventar un cielo, para que cuando te hayas ido, encuentres a donde ir.”
Sentí ahora un escalofrío, ¿tu?

jueves, 22 de julio de 2010

Tresomos (somos tres)

Tresomos (Somos tres)

El primero
Soy yo, que permití algo prohibido y visite el infierno por primera vez.
Ya estoy de vuelta. – F

La sensación
Es como una sensación de cansancio disfrazada de algo que no me atrevo a definir.
Es como una vibra semi-ficticia, una vergüenza que pasa de ser vergüenza y se convierte en algo lindo. Es una especie de amor o cualquier otra mala palabra coloreada con el adjetivo omnipotente de “incondicional”. Una humillación deliberada con tal de mantener los pies en el suelo, con tal de no viajar mas allá de las realidades turbias que me hacen ser lo que dice ese párrafo de improperios que derramo sobre el yo cada vez que me encuentro a mi mismo. Por darme cuenta y reconocerlo, me quiero… mucho... o todo lo contrario. - F

La epifanía
Estaba oculto porque andaba debajo de la tierra, comiendo raíces amargas y conviviendo entre las cucarachas. Estaba revolcándome en los laberintos degradantes del reto emocional y sufrí mucho. Sufrí porque quise y descubrí el placer dañino de quien se sumerge en la mierda hasta convertirse en un mojón. – F

El regreso
Desde el mismísimo laberinto del infierno voy en un avión rumbo a la Isla donde se consume lentamente todo lo que fui alguna vez. Vuelvo para danzar en los sudores de las mismas carnes y a pescar uno que otro bautismo lácteo que amamante las ilusiones ya desvanecidas. Vuelvo al cuarto de los polvos sucios para encontrar dentro de mí el flagelo cansado, erotizado y triste que se arrastra entre las grietas de las losetas. Debajo de mi cama, el piso esta roto. – F

Amor
Creo que me he enamorado. Esta vez siento como la esperma de mis velas se derrite y yo con ellas. He vuelto a sentir amor pero se que el amor no me siente. Entre tanta gente ando solo y quisiera verlo nuevamente para decirle que hace tiempo que no escupo tanto amor por todo el cuerpo. - F

Verde
Es como una cosquilla dentro del mismo alma. Como una sonrisa eterna y lánguida que no se apaga. Pasa en micro momentos donde no cuestiono nada y nada penetra a perturbar este espacio ilusorio que brilla mientras su mirada verde se derrama sobre mí.
- F

El momento
Mis pulmones se llenan de aire y los ojos se iluminan con una luz descontrolada que me nace de adentro. Se que debo disfrutarlo en el momento porque eso es lo único que es. Un momento que se extiende hasta las horas donde no puedo controlar su imagen en mi mente… sus ojos no dejan de mirarme por dentro o mejor dicho, no dejo de mirarme a mi mismo desde la magia incierta de sus esmeraldas. – F

Infierno para el segundo
De repente lo fuimos y creí que el segundo había abierto las compuertas del entendimiento para que fuésemos tres amantes a la misma vez. El tiempo que duro sentí que la felicidad se me asomaba por debajo de la cama y regale pasión profunda para celebrarlo. La ilusión dio un salto en su ataúd y mi lengua agradeció al segundo con caricias verdaderas. Tercero y yo viajamos en una fiesta de sudores que acabo abruptamente. Segundo ardía en un infierno en el justo instante en que yo creía ser feliz. – F

Primera Muerte
Creo que hoy fue la primera muerte. Le temblaron las manos y llore tanto después, que sentí las caricias frías de la muerte sobre los dos amantes. No se a quien extrañaré mas. No se nada y ahora si. Me siento solo. – F

El Despecho
En esta primera muerte, ando con el despecho en las manos y los ojos ven caminitos distorsionados de luz. No saben que andan inmersos en el brillo de mis lágrimas que tras el lente de una gafa gris, prenden el reflejo de todas las luces. – F

Dolores nuevos
Ahora es cuando mas lo estoy sintiendo. Si a mi me duele el esfuerzo por intentar no quererle, el dolor del segundo debe ser indescriptible. Ahora es cuando el amor que exhumaba todo mi cuerpo se convierte en navajitas filosas. Sus roces arden en el corazón mientras las demás partes de mi cuerpo viven para sufrir la partida forzada del tercero.
– F

El llanto
Detrás del llanto interminable se regocija un alivio tentativo que celebra haber salido de una relación ya destruida. Esta pareja estaba muerta, al menos dentro de mí. Mucho rencor y cientos de faltas de respeto. El llanto va sanando, vomitando el sufrimiento de tantos años, la nostalgia por no tenerlos y el dolor por el tercero… a quien empezaba a querer. – F

La presa
Tantos años bajo un manto de espinitas, fueron secando todas las razones que lo enamoraban del segundo. El castigo inconsciente se hizo carne en la intimidad y el sexo maduraba menos inventivo. La mente imaginaba cada cuerno y cuando no, lo veía con sus propios ojos en la misma casa donde ambos convivían. Los escuchaba, casi los olía y se resquebrajaba en pedazos de humillación imaginando lo que estos oídos no eran capaces de escuchar. Cuando todos conciliaban el bendito sueño, despertaba la venganza para lamer las caricias frescas de la humillación. La presa había sido mía… también. – F



Cuchillo de palabras
Se va, parece que se va y se va con el tercero a quien a apresado con todos sus cuchillos. Su meta inmediata es defender una relación que llama suya y matar a fuerza de malabarismos léxicos lo mínimo que pudo haberse dado entre el tercero y yo. Cada vez que suelta la lengua saca sangre e infecta las llagas de aquel momento feliz. A fin de cuentas, fue solo un momento que se extiende hasta las horas donde no puedo controlar la verde imagen del tercero… ojala que poco a poco se me vaya disolviendo en la memoria y que logre alejarme del segundo, lo suficiente. – F

Demonios sueltos
Es noche de brujas y muertos y el segundo anda rabiando. La violencia le respira en la nuca y odia con la fuerza del momento. La marea esta alta y aunque clama la victoria tiene demasiado miedo. Ahora yo soy el malo, el intruso en una orgía que se cocino en mi propia cama… - F

La pregunta
¿A quien ama el tercero? A nadie y a todos a la vez. – F

La propia medicina
Gusta y excita, tanto como para dejarse arrastrar por el libido de la carne y respirar en las axilas propias de la fantasía. Ahora le toca al tercero servirle, de su propio caldo, el frasco entero. – F

Adentro
Quisiera sacármelo de la mente, despegarlo de esa tripa del cerebro donde tan cómodo se ha instalado. Quisiera abrazarlo y besarle todo el cuerpo como cuando lo hicimos la otra vez. Extraño sus caricias brutas y esa personalidad que me enamora. Quisiera que no me gustara tanto, no pensarlo, pero pasa que mientras mas me esfuerzo en alejarlo de mis ilusiones, se acomoda adentro, donde no puedo evitarlo. – F

Un final, al fin
Ya… esta escampando y finalmente lo siento. Voy a abrir una ventana. – F

Arrepentimiento
Después de todo empiezo a ver con claridad y no me arrepiento de nada. – F

Reniego
De todo, de lanzarme al desperdicio echándome a perder en lo perdido. De pudrirme en las babas de la deshonra pues hay que despreciarse a uno mismo para caer en la tentación patética y dejarse pudrir. Reniego de querer al segundo porque su amor me embrujo en el tercero y aunque el sexo fue obra del Diablo, como todo lo que quema, llega el día en que se apaga y la mente inteligente vuelve a dominar. Se que soy un saco de callejones inexpertos, pero tengo a donde ir y me quiero por eso. - F

La mala noche de un hombre cualquiera.

La mala noche para un hombre cualquiera
Por: F. Pez Salmón
Abres los ojos y el cansancio de la mañana pone sus nalgas sobre tus parpados, pidiéndote que no despiertes, que duermas hasta el medio día o más. Sobreviviste la noche y la semana avanza imponiéndose irreversible, no hay marcha atrás y los días suceden como paginas en blanco de un diario que reniega las palabras.
Anoche, como todas las noches, esperaste hasta el último momento para acostarte a dormir pues sabias que la mente, como todas las noches, te esperaba con su agenda cargada de reproches, quejas y posibilidades muertas. Una caravana de momentos que mecánicamente se analizan una y otra vez sin que puedas evitarlo. La noche se convierte en la tortura incontrolable donde cada pensamiento de lo que es y lo que pudo ser se hacen frente bailando una coreografía a distintos tempos. Dormir, descansar es un martirio al que se sobrevive cada vez que el cuerpo cae de bruces sobre la cama.
El pensamiento no descansa, esta ahí esperando ese momento en el cual ya no hay distracciones para aflorar cual yerba mala y dejarte saber lo que ya sabes, lo que no hiciste y lo que tienes que hacer. El cuerpo lo resiste, “pichea”, pero los remordimientos, los deberes y los cargos de conciencia se disuelven a través de las telarañas de la carne y llegan hasta la mismísima cama donde ejerces tu mayor acto de privacidad. Las cartas del IRS, cualquier otra cuenta atrasada o una que otra sorpresita inesperada, como la cartita de hacienda donde piden quinientos y pico de pesos que no pagaste en el 2006 y tu pensando y pensando de donde vas a sacar los chavos. Cada vez que te sudas un chequecito, una voz te dice que vas a sacar las patas del fango pero un culito imaginario aparece sobre ti y caga otra pelota de lodo sobre tu pecho. Si no es el viejo y saldo carro que llora sus achaques, algún ladrón desesperado le ha roto un cristal para robar lo que no tienes o la casa pide a gritos que le arregles esos detallitos que cada hogar requiere atender para evitar vivir en condiciones infrahumanas. Hace fila la tortura de recuerdos, como el momento aquel donde el cielo se abrió en dos para escupirte la desgracia de un desempleo indeseado o el día que los portones del infierno te obsequiaron la bienvenida en la manita ingenua de tus hijos a quienes no puedes cumplirle el pago de la pensión. Ni hablar de la pesadilla que hierve en la mirada desafiante de quien alguna noche de pasión dejo de ser una vivencia amorosa para convertirse, sin querer queriendo, en cómplice de la perpetuación de tu especie.
¿Qué edad tienes? El cuerpo también sorprende con alguna dolama nueva, un problemilla de salud inesperado se asoma recordándote que el tiempo corre a todo vapor, inquebrantable. Entonces flotas sobre las deudas, la pensión de tus retoños, los achaques de la casa, el carro y tu para desaguarte en las alcantarillas de todo aquello otro que depende de ti. Duermes con los parpados cerrados y las sienes son la alcantarilla por donde salen chorros de sudor bien recibidos en el charco de problemas que yace sobre la almohada. Te levantas a mear y después vas directo a la nevera para aliviarte la condena del sueño metiendo medio cuerpo en su frío artificial para raspar una cucharada de mantecado congelada en el fondo del envase. Vuelves a caer de bruces sobre la cama y la almohada esta fría, el abanico azoto los sudores y refresco las sabanas, a lo lejos en tu mente un murmullo continua recordándotelo todo mientras fuera de tu cuarto la ciudad va despertando, ruge la guagua de la AMA en la avenida y cantan los pajarillos en la ventana.
Una luz se va colando a través de tus pestañas, de repente, abres los ojos y el cansancio de la mañana pone sus nalgas sobre tus parpados, pidiéndote que no despiertes, que duermas hasta el medio día o más.