jueves, 22 de julio de 2010

La mala noche de un hombre cualquiera.

La mala noche para un hombre cualquiera
Por: F. Pez Salmón
Abres los ojos y el cansancio de la mañana pone sus nalgas sobre tus parpados, pidiéndote que no despiertes, que duermas hasta el medio día o más. Sobreviviste la noche y la semana avanza imponiéndose irreversible, no hay marcha atrás y los días suceden como paginas en blanco de un diario que reniega las palabras.
Anoche, como todas las noches, esperaste hasta el último momento para acostarte a dormir pues sabias que la mente, como todas las noches, te esperaba con su agenda cargada de reproches, quejas y posibilidades muertas. Una caravana de momentos que mecánicamente se analizan una y otra vez sin que puedas evitarlo. La noche se convierte en la tortura incontrolable donde cada pensamiento de lo que es y lo que pudo ser se hacen frente bailando una coreografía a distintos tempos. Dormir, descansar es un martirio al que se sobrevive cada vez que el cuerpo cae de bruces sobre la cama.
El pensamiento no descansa, esta ahí esperando ese momento en el cual ya no hay distracciones para aflorar cual yerba mala y dejarte saber lo que ya sabes, lo que no hiciste y lo que tienes que hacer. El cuerpo lo resiste, “pichea”, pero los remordimientos, los deberes y los cargos de conciencia se disuelven a través de las telarañas de la carne y llegan hasta la mismísima cama donde ejerces tu mayor acto de privacidad. Las cartas del IRS, cualquier otra cuenta atrasada o una que otra sorpresita inesperada, como la cartita de hacienda donde piden quinientos y pico de pesos que no pagaste en el 2006 y tu pensando y pensando de donde vas a sacar los chavos. Cada vez que te sudas un chequecito, una voz te dice que vas a sacar las patas del fango pero un culito imaginario aparece sobre ti y caga otra pelota de lodo sobre tu pecho. Si no es el viejo y saldo carro que llora sus achaques, algún ladrón desesperado le ha roto un cristal para robar lo que no tienes o la casa pide a gritos que le arregles esos detallitos que cada hogar requiere atender para evitar vivir en condiciones infrahumanas. Hace fila la tortura de recuerdos, como el momento aquel donde el cielo se abrió en dos para escupirte la desgracia de un desempleo indeseado o el día que los portones del infierno te obsequiaron la bienvenida en la manita ingenua de tus hijos a quienes no puedes cumplirle el pago de la pensión. Ni hablar de la pesadilla que hierve en la mirada desafiante de quien alguna noche de pasión dejo de ser una vivencia amorosa para convertirse, sin querer queriendo, en cómplice de la perpetuación de tu especie.
¿Qué edad tienes? El cuerpo también sorprende con alguna dolama nueva, un problemilla de salud inesperado se asoma recordándote que el tiempo corre a todo vapor, inquebrantable. Entonces flotas sobre las deudas, la pensión de tus retoños, los achaques de la casa, el carro y tu para desaguarte en las alcantarillas de todo aquello otro que depende de ti. Duermes con los parpados cerrados y las sienes son la alcantarilla por donde salen chorros de sudor bien recibidos en el charco de problemas que yace sobre la almohada. Te levantas a mear y después vas directo a la nevera para aliviarte la condena del sueño metiendo medio cuerpo en su frío artificial para raspar una cucharada de mantecado congelada en el fondo del envase. Vuelves a caer de bruces sobre la cama y la almohada esta fría, el abanico azoto los sudores y refresco las sabanas, a lo lejos en tu mente un murmullo continua recordándotelo todo mientras fuera de tu cuarto la ciudad va despertando, ruge la guagua de la AMA en la avenida y cantan los pajarillos en la ventana.
Una luz se va colando a través de tus pestañas, de repente, abres los ojos y el cansancio de la mañana pone sus nalgas sobre tus parpados, pidiéndote que no despiertes, que duermas hasta el medio día o más.

4 comentarios:

  1. Esta es la cruda realidad que mantiene a un pueblo entero despierto durante horas de descanso. Zombóticos.

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  2. Cierto es eso, son la 1:25 AM y hasta que el cuerpo no me pida cama a gritos, sigo acá dando clicks sin sentido, en una finca que nuca dará frutos comestibles (Countrylife), en un cafe en el que entran y salen cosas que parecen personas (Cafe world) y donde se me rebozan los millones. Con todo ese dineral podría pagar el agua, la electricidad, el colegio de mis hijas, pero, solo sirven para crear sueño, el mismo que necesito para ir a la cama.

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  3. ... y con todo lo que me cueste el caerme dormida, aun asi, me atrevo so~ar.

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  4. Interesante relato de lo que acontece en la jungla que llamamos "mente" donde por mas que tratas de escapar, te acechan los leones.

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