martes, 10 de agosto de 2010

La hora interminable

La hora interminable
Por: F. Pez Salmón
¿Y si nada mejora, q vamos a hacer?
Esa fue la pregunta que vistió aquella mañana de marzo.
El calor sofocante de la isla y la tristeza que da un bolsillo vacío adornaban el día que comenzaba igual. Hambriento de esperanza como una oruga comilona, la misma que se venia engullendo el tiempo a dentelladas, a mordiscos día tras día, mes tras mes.
Se fue la mitad del año y no sucedió nada. Ladraba el perro, cantaba el gallo y el silencio en la mente hacia de anfitrión en su propia fiesta de nadas.
Al rato soñó que todas las tetas del mundo le daban de comer, que se hundía entre las babas de carne fértil y una montaña de orgasmos lo tragaba con la misma lentitud que pasaban las horas.

1 comentario:

  1. me gusta esa linea... la mente anfitrion en su propia fiestas de nadas...

    He usado esa frase de nada... para escribbir y de una Nada un Todo :-)

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